Un hombre que enamora y descuartiza…

Por Guillermo Jaramillo Torres

La mañana del 8 de octubre de 2007, autoridades mexicanas aprendían a José Luis Calva Zavala acusándolo de canibalismo y triple homicidio. Este hombre, que pasaría a la triste celebridad como “El caníbal de la Guerrero” no era ni un elegante psiquiatra como Hannibal Lecter o un inteligente joven pasante de abogado como Ted Bundy, sino un vecino de cualquiera que un buen día le dio por enamorar, descuartizar y hasta engullir a sus víctimas.

Un aumento en la pérdida de los valores ha creado sociedades que albergan demonios en sus calles como queda marcado en El canibal de la Guerrero, último libro del periodista Marcos Hernández Valerio editado por DEBOLSILLO de Random House Mondadori.

“Esto sucede por una pérdida de valores en la sociedad”, señala, además de que las largas sesiones que los jóvenes dedican al Internet, donde ya existen manuales para plagiar, y la falta de comunicación entre padres e hijos han creado sujetos fuera de la ley.

Hernández Valerio señaló que hoy en día proliferan los programas televisivos sobre persecuciones policíacas, y la manera en que los delincuentes esquivan la ley. Al no existir una buena fuente informativa que señale a los delincuentes como lo que son, los jóvenes se irán siempre a mezclar con el bando delictivo.

A modo de ejemplo, el periodista señaló que si se transmite en cadena nacional y a horario familiar la captura de Daniel El mochaorejas Arizmendi rodeado de billetes grandes y joyas, los niños lo verán como un héroe nacional, pues hoy en día la sociedad mexicana transita por una crisis económica y observar que un ser humano corriente logró adquirir cierto poder económico mediante métodos ilegales causará confusión.

El autor indicó que a simple vista pareciera un libro amarillista, pues el título dice mucho, sin embargo el material está enriquecido con opiniones de expertos en el tema como fiscalistas, abogados y especialistas en el delito.

A modo de solución, Hernández Valerio señaló que el dialogar más entre padres, hijos y abuelos, además de condensar la información, la cual no es digerida y no existe una formación para recibirla, podrían reducir los casos de incidencia de este tipo de “demonios de la calle”.

La propuesta de este material es lograr una reflexión sobre la pérdida de valores en la sociedad mexicana en una época donde el adolescente sin una adecuada formación podría dirigirse hacia el “lado oscuro”.

La crónica

Hoy en día se señala muy a menudo la cada vez más inminente pérdida de la crónica, sin embargo, Hernández Valerio señaló que la crónica no se ha perdido, sino que existen muy diversos estilos para este género periodístico.

“Cada uno tiene su estilo, no los podemos encajonar. Aunque hayas estudiado en la misma facultad o formado en la misma universidad, cada quien tiene su forma. Yo no creo que se esté perdiendo”, apuntó Hernández Valerio.

Hoy en día, Hernández Valerio labora para LICONSA en el área de Comunicación Social como reportero, desde donde ha observado otras historias que pueden ser contadas, aunque en estos momentos hay una idea que lo tienta cada vez más: una segunda parte de El canibal de la Guerrero.

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