Capitán sin rumbo fijo

/// Héctor Camero Treviño

Don Van Vliet y Frank Zappa, dos mentes retorcidas en un mundo incomprensible

Don Van Vliet y Frank Zappa, dos mentes retorcidas en un mundo incomprensible

La tarde del sábado, un miembro de la Galería Michael Werner, de Nueva York dio aviso a los medios acerca de la muerte de un pintor que hace 25 años debutó con una muestra en esa galería.

Irónico que los especialistas dijeran que para ellos tal información no era digna de una nota.

Irónico que en el rubro de la pintura se haya dado semejante anuncio acerca de alguien cuyo terreno verdadero fue la música.

Irónico que los pocos a los que les pudiera importar, ya daban por muerto a tal personaje desde hace décadas.

Es una lástima que Don Van Vliet no vivió para presenciar tal absurdo y poder escribir alguna letra desconcertante de nueva cuenta… la última.

A la edad de 69 años, Van Vliet, mejor conocido como Captain Beefheart falleció por esclerosis múltiple en el desierto de Mojave, en California, donde vivió recluido cuando menos los últimos 25 años de su vida, autoexiliado de un mundo sobre el cual había perdido toda fe tiempo atrás: el de la industria musical.

De principio a fin, la cruz con la que debió cargar fue la de la incomprensión. Y es que a pesar de iniciar su carrera en una de las décadas más experimentales y vanguardistas del siglo, los 60’s, su concepto de blues, jazz, rock disonante y letras emanadas del beatnik no alcanzó a encajar del todo en una época en la que a través de la ventana del LSD, las flores volátiles y los ponchos hippie, casi cualquier cosa denominada transgresora alcanzaba a encontrar un nicho.

SOLEDAD COMPARTIDA

La carrera de Beefheart sería inexplicable sin considerar la presencia de ese otro genio llamado Frank Zappa. Y es que desde que éste se mudara de Maryland a California con su familia, a los 15 años, su primer gran amigo en la preparatoria fue Van Vliet. Ambos compraban viniles en los pawn shop’s californianos y comprendieron su situación en ese inexplorado territorio musical: En una ciudad «con prácticamente nada por hacer», y en donde los grandes grupos emergentes estaban influidos por la corriente sicodélica, llámese Jefferson Airplane, The Mama’s and the Papa’s, Van Vliet y Zappa encontraron refugio en la música negra, en ese entonces poco escuchada en California.

Influencia de la cual Zappa retuvo más el doo-whoop, estilo al que hizo parodia-tributo en algunos álbumes conceptuales, mientras Van Vliet se enamoró de los rangos desgarradores que encontró en el blues de Screamin’ Jay Hawkins y Howlin’Wolf  (corriente poco explorada en nuestro país, aunque lo más cercano serían los ladridos  del José José actual).

Los dos amigos tomaron su propio rumbo. Mientras Zappa se juntó con un grupo de amigos, para pronto apoderarse de lo que sería The Mothers Of Invention, tomando el control total del personal y por supuesto, la creación musical, Van Vliet era invitado por el guitarrista blusero Alex Snouffer para formar The Magic Band, agrupación en la que poco a poco se dejaría descubrir el monstruo interior de Van Vliet.

Su nombre artístico habría provenido a raíz de un tío medio loquito de Van Vliet que orinaba con la puerta abierta y cada vez que pasaba una noviecilla de su sobrino, elogiaba su  propio miembro diciendo que era «grueso como el corazón de una res». Pero esa no sería la primera excentricidad en la aún novel carrera de Don.

Más que dejar EP’s memorables en los sesenta, de Beefheart fueron conocidos sus problemas en el trato con la gente: la disquera A&M, que no encontró nada positivo en los demos de lo que sería Safe as milk. El guitarrista Doug Moon, que habría amenazado de muerte a Beefheart con un arpón, siendo regañado por el propio Beef, obedeciendo como cachorro llevándose sus cosas del estudio para siempre. Gracias a su adicción al LSD, la propensión a un ataque cardiaco se hizo presente durante el escenario, cuando beefheart caminó diez metros fuera del mismo para venir a caer a los brazos de su manager. Por ello, el grupo perdió la oportunidad de actuar en el mítico Monterey pop festival pocos días después, lo que frustró al talentoso guitarrista Ry Cooder y lo hizo renunciar a lo que quedaba de Magia en ese grupo.

EL NADO DE UNA TRUCHA EN LA HISTORIA

Pero la suerte sonrió al pobre Van Vliet cuando su amigo Zappa le abrió las puertas produciendo su obra clásica Trout Mask Replica en Straight Records. Los casi 20 tracks fueron ensayados por The Magic Band durante ocho meses, en los cuales vivieron prácticamente en comuna, casi lobotomizados por un exigente Beefheart, en un estado de reclusión en el cual llegaron a robar despensas del mercado, siendo liberados gracias a una fianza pagada por el mismo Zappa. Todo el disco fue grabado de un jalón, sin fallas algunas por parte de los músicos, lo que generó suspicacia en Zappa, quien les pidió regrabarlo todo, encontrando cero diferencias entre la primera versión y la segunda.

El eclecticismo en patrones temporales, tonalidades y atonalidades variando de un compás a otro, posibles desfaces entre una guitarra y otra, detención súbita del acompañamiento en la batería, y una voz que no dejaba de ladrar palabras que ahora decían cosas horrorosamente bellas, otras legiblemente incomprensibles, todas ellas producto de cierta reflexión social con misticismo emanado del inventario personal de Beefheart. Recitación mitad beatnik, mitad  lenguaje culto, ora callejero, siempre desconcertante.
«Now the bee takes his honey then he sets the flower free

But in God’s garden onlyMan & the antsThey won’t set each other be»

«Ant Man Be»
Artistas como Tom Waits, por la voz, y las oleadas de rock experimental y avant-garde de los setentas (El colectivo de varios grupos llamado Rock In Oposition, RIO) y algunos del rock progresivo de esta década encuentran gran referencia en Beefheart.

En tracks como «My human gets me blues» y «Steal Softly Thru Snow», podremos encontrar a los grupos norteamericanos que hoy tocan post-metal, post-rock, como Maudlin of the Well, Kayo Dot, Pelican, con guitarras deslavadas pero por ello más enigmáticas que otros artificios, acompañadas de voces apenas consideradas humanas, casi espiritistas o al extremo contrario, robóticas.
Hoy en día, en retrospectiva, la crítica encuentra este disco como uno de los indispensables. Claro que, como toda obra de arte trascendente, en su momento las alabanzas no eran tantas, aunque en el plano personal,  parecía ser suficientemente bien reconocido para significar el despliegue de una longeva carrera en el negocio.

CAÍDA Y RETIRO

El encanto de Trout Mask Replica aguantó cuatro discos aceptados por la fanaticada, aunque fueron decayendo en gracia, de tal suerte que sus dos últimos álbumes fueron mucho más comerciales, aunque ni así lograron éxito en los medios convencionales y fueron rechazados por el propio Beefheart, quien se arrepintió de haberlos hecho.

En 1982, tras un tour europeo en el que Beefheart se hizo de la vista gorda con sus honorarios, los fieles músicos de The Magic Band renunciaron en desbandada y el exilio de Van Vliet daba comienzo.

Crepe & Black Lamps (1986); continuación de una filosofía bizarra

Crepe & Black Lamps (1986); continuación de una filosofía bizarra

Las alegorías difíciles, la suciedad y el cinismo fueron temas sobre los que Van Vliet dejó de trabajar, para darle a la pintura sobre aceite y masotine, preferentemente, creando una colección intimista donde la estética de lo bizarro debía hacerse presente. Consiguiendo cierto reconocimiento en galerías menores.

Y así llegamos al día de hoy. De la ironía a la coincidencia. Hoy Frank Zappa cumpliría 70 años de edad, y de hecho, su gran amigo habría conseguido lo mismo si hubiera esperado hasta el 15 de enero para dejar este horrible mundo. Tal vez sean esos 25 días de diferencia la más grande que haya habido entre dos genios musicales que impusieron sus ideas a los cánones de una época. Zappa comprendiendo el mainstream, ahora negociando con él, luego burlándose, pero tal juego no compatía con Beefheart, casado estrictamente con esa vision nublada, aun incomprensible, que sostuvo hasta el último día de su vida.

Lo deseable en fechas como ésta es que se abra la puerta del reconocimiento a quien más lo merezca. Aunque… morir una semana antes de Navidad, en el mismo mes en que lo hiciera John Lennon y el ex guitarrista de Pantera, Dimebag Darrell, no parece un buen augurio para homenajes póstumos.

Da tristeza lo cierto que es lo dicho por el gurú de la industria musical Bob Lefsetz en su personal obituario al Capitán: pasarán los años, algunos artistas morirán, y aun así habrá millones de personas que nunca los vayan a conocer.

El camino de la ignominia o del reconocimiento indeseable: el póstumo… ¿Cuál de esas rutas seguirá Don Van Vliet? Lo cierto es que en su estrella verá un rostro afilado, narizón y bigotón que le servirá de guía.

¡Buen viaje, Capitán!

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