Fashion fest arábigo

/// Héctor Camero Treviño

Siempre duele decir adiós

Mubarak: Siempre duele decir adiós

All the old paintings on the tombs
They do the sand dance, dont you know
If they move too quick (oh whey oh)
They’re falling down like a domino.

Walk like an Egyptian- The Bangles

La caída de Hosni Mubarak como máximo dirigente de los egipcios, anunciada hace unas horas por él mismo bajo la salida más bien graciosa de no buscar una reelección más, está causando millones de alegrías en el país que lideró durante los últimos 30 años, y en especial, al millón de ciudadanos que se citaron en el centro de El Cairo para conformar la más grande protesta en la historia reciente de este país.

Tras revisar los medios internacionales en los últimos días, podemos asegurar que esta decisión no es más que una más de las fichas de dominó que avecinan un movimiento social de enorme magnitud que comprende no sólo a Egipto, sino al África árabe y ciertos lugares de medio oriente. Movimiento que tiene como objeto derrocar a presidentes con más de 20 años de longevidad, en miras de encontrar el camino a la democracia.

Desde mediados de enero hasta el día de hoy, los reflectores en Túnez, Yemen y Egipto han girado en torno al mismo tema: la desesperada manifestación del consciente colectivo por medio de consignas, visitas poco amistosas a cedes oficiales y airados reclamos, todos ellos con el fin de sacar de la barranca a los bueyes(¿o camellos?).

En dos de los tres casos mencionados, las protestas lograron su cometido inicial, y de ahí vienen momentos de transición para los cuales es difícil armar un pronóstico, pero sí cuestionar si en los hechos ya escritos, ¿podemos hablar de un triunfo ciudadano?

La que se conoce como la Tercera Ola Democrática a la que se adhirieron numerosos países se supone que debió iniciar con el del comunismo en Europa del Este, teniendo como zenit la Caída del Muro de Berlín y las reformas de la URSS. Países como México, sin el mismo sistema económico, fueron afectados de forma secundaria por la prevaleciente noción de apertura en todos los sentidos.

Sin embargo, a la par de países de tendencia estatista convirtiéndose religiosamente al libre mercado, hubo otros que atravesaron problemas internos de características particularmente endémicas que fueron olvidados en el supuesto democrático.

Yemen, Siria, Irak, Jordania, Libia, Egipto, Túnez, mas otros países del África negra como el Zimbabwe de Robert Mugabe vieron emerger liderazgos que en su momento se percibieron purificadores, pero después se turnaron hediondos en la medida que los años pasaban y ese cambio promovido por el líder, ayer guerrillero, jefe militar golpista o enemigo del poder anterior, no venía acompañado de progreso económico ni libertades.

La represión del régimen en turno se consolida durante muchos años, hasta que llega una chispa, un arranque de encabronamiento público o un hueco en la pared que el votante enclaustrado encontró para poder ejercer su derecho por la vía del sufragio o la protesta, en ocasiones con funestos resultados, y en otras, con ejercicios conducentes a mejoras en la vida democrática.

La graduación de los faraones

Zine El Abidine Ben Ali, de Túnez, acaba de renunciar al poder tras dominar el escenario durante casi 24 años. Ya había dicho que no intentaría reelegirse, pero a los protestantes no les bastó, pidiendo su inmediata dimisión al cargo. La familia de su esposa, los Trabelsi, está siendo objeto de investigación por aparentemente haber sacado una tonelada y media de oro perteneciente a las arcas del país.

Durante su estancia como presidente, su posición fue de una abierta lucha contra el terrorismo, y en particular, de apoyo al Oeste, aún cuando, cual buen samaritano, siempre promovió las pláticas de paz entre Medio Oriente.

Hosni Mubarak, quien arribó al poder tras el asesinato de Anwar El-Sadat, pasando de vice a presi, se ha mantenido desde 1981 hasta el día de hoy, cumpliendo exactamente 30 años en la Silla. También se le conoce como gran conciliador entre EU y el mundo árabe, ganándose el apoyo de los primeros. ¿Argumentos para correrlo? Similares a los de Ben Ali: numerosas elecciones de abierta coacción a la oposición, intereses de permanencia vitalicia en el cargo, hastío de los ciudadanos por no encontrar lugar en la escala de poder.

Hoy, tras siete días de intensas protestas, la muerte de 150 personas y la destrucción de ciertas piezas de patrimonio cultural de la humanidad, Mubarak dijo que su tiempo de partir era ya.

Abullah Saleh, de Yemen, es otro de los recientemente golpeteados por las protestas. Desde 1978 hasta la fecha, pasando de gobernar Yemen del Norte a toda la república, su periodo de 32 años es visto con odio. Peleas entre tribus de diversas ideologías y religiones, se dice, han sido promovidas por él para impedir la unificación de la oposición.

Todos ellos apoyaron la política de Estados Unidos. Todos ellos han intentado mitigar el odio de la región contra ese país. Avalaron a Israel a pesar de su difícil dilema como dirigentes de origen musulmán. Sin embargo, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha dicho que “los ciudadanos tienen todo el derecho de expresarse”: Abandonados a su suerte.

Es difícil armar un cuadro en una situación tan sui generis. Sin embargo, ya hay antecedentes de dirigentes vestidos y alborotados, como Saddam Hussein y el Ayatollah Jomeini, útiles para la causa gringa en circunstancias diversas y enemigos a vencer en años posteriores. ¿Pero es que acaso han dejado de cumplir cabalmente sus funciones estos tres?

Nefertiti en las urnas

Posibilidad no. 1.- las fuerzas de Darth Vader Sam están esforzándose en que cada estereo de África del Norte empiece a bailar como Egipcio al ritmo de The Bangles, causando el efecto dominó que todo mundo espera, se llegue a consumar en diversos países de la región para que los musulmanes “respondan ante los regímenes dictatoriales que no reconocen las bondades de occidente”. Si dijera “países”, teorizar sería ocioso. Pero si dijera: “¿país?”.

Gadaffi, a la vanguardia de otras modas

Gadaffi, a la vanguardia de otras modas

¡Sí! Entre esas dos nalgas norafricanas hay un cadillo que tal vez sea el objetivo central de toda una encrucijada encaminada a frenar a los “monopolistas del pasado, inaceptables en pleno siglo XXI” en pos de un futuro democrático-bastardo que en ocasiones, poco importa fomentar a los EU (pregúntenle a Irak).

Muammar Al-Gaddafi, máximo dolor de cabeza de Roland Reagan en la época más dura del mazo norteamericano, está borrado desde hace años de la escena internacional. Su adhesión e incursión directa en atentados terroristas contra objetivos occidentales, así como posturas panafricanas que procuraban tanto la unión del mundo árabe como la protección al bien sagrado: el petroleo, han caracterizado su figura a nivel internacional.

Sí, Gaddafi fue incómodo, pero cada vez lo es menos y su papel de disidente está mejor representado por una suerte de avatar en Venezuela llamado Hugo Chávez.

Es aquí cuando la Posibilidad No 2 emerge: personajes del pasado en busca de prolongar innecesariamente ese pasado, personajes que ayer fueron indispensables y ahora son inútiles.

Como pregoneros de la democracia, los estadunidenses saben bien que mientras las instituciones y los instrumentos sirvan, no importa la persona que esté a cargo de los mandos. La salida de mandatarios de más de 30 años de poder no es tan importante como la prolongación de la política económica que funciona con o a pesar de ellos.

¿Democracia egipcia o tunesina? Difícil aventurar algo así. Lo que sí, es que la salida de unos involucra el arribo de otros. Nuevos rostros, nuevas oportunidades de negociar, nuevos amarres entre un presidente y otro. Con un gobierno como el de Obama, en el que el presidente parecía ir en pos de una política exterior de concordia, más que de choque, pero en el que el conservadurismo y el extremismo xenófobo tiene aún mucha convocatoria, no es raro pensar que el actual presidente gringo pueda/quiera irse por la libre en la creación de nuevos amigos/enemigos.

Con presidentes árabes nuevos, agradecidos por la no intervención/intervención gringa a favor de su llegada (el visto bueno que siempre se les pide), podría Obama encontrarse con los aliados comerciales que funjan de paliativo a un escenario local adverso, en el que parecen estar atorados todos los temas de una agenda insostenible. Escenario donde el petroleo, ese magno actor de reparto bajo la manga, podría jugar un papel fundamental en 2012, en lo que se refiere a la toma del poder.

Sí, el petroleo.

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