«En México no se podía legislar en materia de comunicaciones»

Por José Juan Zapata Pacheco

Aunque realizada en noviembre del año pasado, esta entrevista con Javier Corral, ex-senador del PAN y artífice de la declaración de inconstitucionalidad de la llamada Ley Televisa, sigue planteando diversos problemas que existen en nuestro país en materia de comunicación.

Cuando interpones la propuesta de inconstitucionalidad, ¿cómo fue la oposición de tu partido y de los medios?

Nos dividimos, como bien se supo, el PAN, el PRI, el PRD. -Incluso el PRD se dividió en torno de esta reforma. Este tema rompió las férreas disciplinas partidarias, nosotros fuimos quince senadores del PAN, dieciséis senadores del PRI y quince del PRD los que propusimos la acción de inconstitucionalidad. Y debo decir que en el PAN hubo siempre muchos sentimientos encontrados para ir a impugnar esa legislación en pleno momento electoral.

Hay que recordar que la acción se interpuso el 4 de mayo del 2006, y era el momento en el que estaban las campañas más calientes, más caldeadas y cuando incluso no se sabía qué iba a pasar, estando la moneda en el aire. Pero nosotros sentíamos el deber moral, el deber ético de presentar esa acción de inconstitucionalidad por el abuso que constituía esa legislación. Esas reformas no sólo comprometían la competencia económica del sector de la radiodifusión, comprometían la libertad de expresión, la pluralidad, el derecho a la información de los mexicanos, entonces había que hacerlo.

En el PAN hubo incomprensión en ese momento, pero era más importante ese tema que el interés coyuntural. Yo entiendo que entonces quienes eran candidatos y estaban al frente del partido tenían que ver el momento coyuntural.

Los medios reaccionaron tratando de ocultar, o negar a sus auditorios el proceso de nuestro litigio. Pero conforme fue subiendo de tono el debate, y conforme a nosotros mismos fuimos subiendo la expectativa de atención pública en él, los medios tuvieron que reconocer lo que estaba pasando. La prensa fue muy libertaria en esto, sobre todo la prensa escrita, fue el instrumento a través del cual dimos a conocer nuestras ideas; luego un sector de la radio, mínimo, pero importante en términos de su prestigio, mientras que la televisión ignoraba el proceso. Sin embargo, ya están los resultados a la vista.

¿Qué opinión te merece la reforma que busca regular la participación de los políticos en los medios de comunicación, que entró hoy [14 de noviembre] en vigor?

Me gusta muchísimo la reforma constitucional. Es de las reformas más importantes que se han dado en el país en los últimos veinte años, de las grandes reformas no sólo electorales, sino estructurales, porque modifica de manera esencial la relación de medios de comunicación, poder y sociedad; y porque soluciona varios de los fenómenos que estaban completamente desregulados en materia electoral, pero que tienen una importancia y una influencia en el resultado de una elección, y no podían estar sin regularse.

Coincido con quienes han dicho que esta reforma va a emancipar a la clase política, porque la separa de esta dependencia existencial que tienen con la televisión. Antes no se podía enfrentar el legislar en materia de televisión o de radio, porque se tenía la amenaza de los concesionarios. El que le movía una coma a la Ley de Radio y Televisión se peleaba con los concesionarios; el que se peleaba con los concesionarios no salía en la televisión; y el que no sale en la tele no existe en política. Por eso esta reforma libera, y yo la he respaldado muchísimo. Tiene dos o tres cosas ahí que son menores, pero no me voy a detener a criticarla porque a mí todo se me descontextualiza, cuando hago una crítica a problemas menores por ahí se van, y la televisión luego no dice lo que digo a favor de la reforma.

Yo creo que es una reforma muy buena, no compromete las libertades y va a dotar de mejores contenidos a la contienda política. No sólo constituye un ahorro multimillonario en gastos de campañas, sino también elimina una extraordinaria relación de poder que habían tenido las televisoras sobre la clase política mexicana. ¡Antes había que ir a TV Azteca o Televisa para buscar ser candidato a diputado, senador o Presidente de la República! Pues estaban encantados los dos barones de la televisión, dictando no sólo la agenda, sino el futuro del país.

¿Cómo evalúas los recientes procesos electorales en los estados, desde el punto de vista de los medios?

A mi me preocupa mucho el caso de Tamaulipas por el evidente nivel de convivencia y complicidad que el sistema de medios de comunicación en ese estado mantiene con el narcotráfico. La manera en que fueron expulsadas de medios de comunicación voces discrepantes del acuerdo político con la mafia organizada, la manera en que se persigue incluso a los críticos. A mi me preocupa muchísimo el caso de Tamaulipas, porque, ¿cómo estarán las cosas que para enterarnos de lo que pasa en Tamaulipas tenemos que escuchar a Carmen Aristegui en W Radio, todas las mañanas?

En el proceso de Michoacán a mi me hubiera gustado un papel mucho más activo, más neutral, más imparcial del sistema michoacano de radio y televisión. Yo creo que esta elección, junto a otras que se han dado en el país, muestran la necesidad de que los medios en manos de gobiernos estatales tengan una verdadera transformación y convergencia a medios de servicio público, desligados del gobernador en turno; que sirvan al proceso político y que integren a los ciudadanos en la dirección, evaluación, conducción de esos medios.

El caso de Michoacán no fue tan descarado como el de Veracruz. Lo que Fidel Herrera o Ulises Ruiz hacen en Veracruz o Oaxaca no tiene perdón de Dios. Agarran los sistemas de radio y televisión para su promoción personal y para enfocar e impulsar las políticas de su partido en una simbiosis ilegal e inmoral de relación partido-gobierno.

¿Qué otras reformas son necesarias en el campo de los medios en México?

Hemos propuesto una gran reforma de carácter integral. La reforma consiste: uno, en crear una sola ley en materia de radio, televisión y telecomunicaciones. Dos, constituir un organismo público autónomo, con base constitucional, para la administración del espectro eléctrico, y para intervenir en todos los aspectos de infraestructura y en todos los aspectos de contenido. Tres, en límites en materia de concesiones de radio y televisión. Que la ley establezca criterios en el órgano encargado de la competencia para que ningún operador titular de concesión de radio y televisión pueda tener en la misma plaza, área de cobertura o servicio, más del veinticinco por ciento de frecuencias. Poner límites a la concentración, reglas de competencia.

Estamos proponiendo también reglas para la interconexión de las redes en materia de telecomunicaciones. El operador dominante, Telmex, impone las condiciones y las tarifas que quiere, y por lo tanto inhibe la competencia; no por algo [Carlos Slim] es el primer rico del mundo. Debiéramos reconocer por lo menos que en esa fortuna hay una obra colectiva de carácter nacional. La primera gran obra colectiva que los mexicanos hemos hecho a la globalización. Hemos fondeado esa fortuna con tarifas que son las más caras del mundo en materia residencial, por lo que se necesitan reglas asimétricas para el operador dominante en materia de telecomunicaciones.

Hemos propuesto también un nuevo status jurídico para los medios públicos, un régimen simplificado y gratuito para la asignación de frecuencias para los medios comunitarios. Radio y televisión comunitaria, que la ley reconozca esa figura, y, por supuesto, garantizar derechos de los ciudadanos frente a los medios de comunicación: derecho de réplica, participación en los consejos ciudadanos que regulen y orienten la televisión pública en México, mecanismos de fomento a la producción independiente. Que se constituyan no sólo a través de fondos, sino de verdaderos estímulos a la producción independiente, como medidas que obliguen a la retransmisión de señales abiertas en sistemas restringidos, que haya un porcentaje de producción independiente dentro de la programación nacional.

Es una propuesta integral, pero de manera fundamental estamos proponiendo límites a la concentración de los medios. Porque es uno de los peligros que tiene la democracia en nuestros días, un sistema comunicacional en unas cuantas manos. En este país, en la televisión, el 82 por ciento de las frecuencias de uso comercial está en manos de dos familias. El 79 por ciento de las frecuencias de radio está en manos de no más de doce grupos. El día que estos camaradas se reúnen en el Club de los Industriales de la ciudad de México, le imponen al país una realidad virtual sobre la realidad real. Punto.
Ahora, el congreso no puede andar vacilando en este momento. Sería demoledor para la sociedad mexicana una retractación en lo que han expresado públicamente de que van a una reforma. Pero para ellos sería suicida políticamente dejar lo que se empezó con la reforma constitucional.

(Foto: Pablo Cuéllar / Prensa Fórum)

Deja un comentario